8 de julio de 2020 – Muchos consumidores están preocupados por los problemas medioambientales y éticos que afectan al mundo actual. Un nuevo informe de Innova Market Insights muestra que, cuando se les pregunta por 12 preocupaciones éticas clave, una media del 57% afirma que «les importa mucho». La contaminación atmosférica, la crueldad con los animales y la contaminación de los océanos, fueron los tres temas más importantes, con porcentajes de respuesta superiores al 60%.
Los altos niveles de concienciación y preocupación se están traduciendo lentamente en acciones de los consumidores en las cajas de los supermercados. Aunque la mitad de los consumidores se declara dispuesta a pagar más por productos dedicados a resolver estos problemas, sólo una media del 9% menciona los aspectos medioambientales, sociales o éticos como algo que considera importante a la hora de comprar alimentos. Esto supone un aumento del 7% respecto al año pasado.
Algunos sectores del mercado de la alimentación y las bebidas se ven más afectados por la ética que otros, y los alimentos a base de plantas son un ejemplo evidente. «Un 22% de los compradores de sustitutos de la carne mencionan cuestiones medioambientales o éticas como motivo claro de compra», afirma Lu Ann Williams, responsable de Innovación de Innova Market Insights. «Esto convierte a la ética en la tercera consideración más importante en este mercado en rápida expansión, después de la salud y el sabor, y el índice de respuesta es más de cuatro veces superior a la media de todas las categorías de productos.»
El lanzamiento de nuevos productos de alimentación y bebidas con declaraciones éticas no ha dejado de aumentar en los últimos años y los innovadores lo consideran sin duda un nicho en expansión. Sin embargo, de cara al futuro, COVID-19 bien podría tener un impacto en las compras éticas de los próximos años. Las importantes pérdidas de puestos de trabajo relacionadas con la pandemia dejarán a muchos consumidores en dificultades económicas y, como consecuencia, es posible que no puedan permitirse comprar de forma ética. Por otro lado, durante la crisis se ha desarrollado un espíritu comunitario más fuerte en muchas poblaciones, y los que salen indemnes económicamente pueden aumentar su gasto ético, sobre todo cuando se trata de causas locales.